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Retórica aplicada a un proyecto audiovisual: La Música es un Lenguaje, de Victor Wooten

En esta entrada vamos a conceptualizar el desarrollo de un film audiovisual que ha desarrollado sus componentes retóricos de forma muy significativa. Al hacerlo, trataremos de aproximarnos a las nociones que aparecen en la Guía para la Presentación de Proyectos Terminales de nuestra Área de Medios Audiovisuales, con el fin de que podamos establecer equivalencias con nuestro propio trabajo y así el análisis nos resulte útil.
     Lo primero a decir es que nuestro punto central será la aportación que una realización audiovisual nos puede brindar para la consecución de un objetivo. El film no es una suma de imágenes y de sonidos, sino la construcción de un discurso, cuya modelización está enteramente determinada por la necesidad de vincular a una audiencia con un tema y proveer de una óptica a esa audiencia para ganar su adhesión a los contenidos que nos hemos propuesto impulsar. Desde este punto de vista, en la realización audiovisual todo tiene un funcionamiento semiótico, es decir, todo significa: cada palabra, cada lugar de la escena, cada secuencia visual, cada elemento de la vestimenta de un personaje, cada parte de la estructura de un guión o cada sonido o elemento musical. Eso al menos es lo que se espera de una producción profesional, que por tanto debe ser planeada adecuadamente, sabiendo que cuando eso sucede la producción puede ser llevada a cabo incluso con recursos no excesivamente onerosos.
      Veamos. Se tratará del video producido por Ted Education sobre Victor Wooten, quien es un músico bastante conocido en Estados Unidos y el mundo por su alta capacidad expresiva al tocar el bajo eléctrico. Wooten se ha desarrollado particularmente en los ritmos del jazz, el funk y el bluegrass, en el cual los artistas negros se han destacado y en el caso de Wooten ello lo ha hecho con gran virtuosismo. Víctor además generó su habilidad desde niño, gracias a sus hermanos que lo incorporaron desde temprana edad (los seis años) a sus bandas de música (llevaba aprendiendo desde los dos años). Lo peculiar de su trayectoria es que se convirtió en uno de los músicos más capaces (en términos técnicos y expresivos) a partir de una formación autodidacta, que prescinde de escuelas formales, y llevando al límite esa capacidad desarrolló también su propia filosofía sobre la enseñanza de la música (actualmente además de tocar, da clases de música), una óptica pedagógica que, gracias al impulso de sus amigos, escribió en un libro (The Music Lesson, de 2006), en el cual defiende su tesis de que la música no proviene del instrumento, sino de la persona que lo toca, quien cuando tiene algo interesante que contar puede hacerlo adecuadamente sólo a través de practicar y practicar, sin miedo alguno a los errores. Su aprendizaje tendría que ser entonces semejante a la forma en que aprendemos el lenguaje verbal desde niños. Esa teoría por supuesto creó una controversia en relación a los conservatorios, que tienen una estructura escolástica de aprendizaje que hace que los músicos logren llegar al punto sólo después de mucho, mucho tiempo.
     Tal perspectiva, así como la capacidad de Wooten, motivaron a Ted Ed (Ted Education) a invitarlo para que pudiera explicar su visión de la música a un público amplio. Ted Ed es una plataforma en internet que propone crear un banco de videos que contengan lecciones cortas, intensas y reveladoras que logren darnos la visión de un problema a través de la visión de alguien experimentado que pueda darnos todo su punch en pocos minutos. Con ello tratan de sincronizarse con el tiempo actual y con la educación en línea, donde todo se recibe en pequeños paquetes que ponen en entredicho las largas disquisiciones de la academia. Con todo, y a pesar de su perfil a veces comercial, los oradores que participan pueden ser gente de universidades o del ámbito profesional que hayan sido recomendados para participar ahí: la plataforma propone temas y oradores pero también recibe propuestas del público sobre los participantes que podrían invitar y sobre temas que puedan entrar dentro de su perfil. Para hacerlo Ted tiene varias categorías, videos donde alguien expone su experiencia, videos-conferencia y otra que se llama TedTalk donde alguien funge como orador y expone su visión frente a una audiencia en relación a un punto (a un tema o a una controversia, pero un punto solamente).
     Bien, lo siguiente es que en un momento dado del tiempo Wooten y TedEd coinciden, y se proponen hacer un video educativo donde el músico pueda explicar su óptica sobre el aprendizaje musical. Si seguimos la teoría retórica, que establece que el punto de partida es comprender la situación retórica (ver post anterior de este blog), lo que tenemos en principio son dos oradores que confluyen: Ted que intenta alimentar su base con un músico interesante y revelador, y Wooten, que está interesado en difundir su óptica en la enseñanza musical, y en todo caso, mantener su lista de aspirantes a estudiar con él. Ese principio define el objetivo: mostrar las virtudes de un método de enseñanza de la música a través de una exposición corta que pueda formar parte del banco de videos de Ted, ajustándose así a los principios del aprendizaje contemporáneo en el ámbito digital: brevedad, trascendencia, inmediatez, lo que retrata también el contexto en que se da el trabajo, la competencia por la atención en internet.
     Tenemos entonces el contexto, el tema, y el ethos de los oradores, que han ganado consistencia tanto en la red (en caso de la Plataforma) como en los conciertos y grabaciones realizados previamente (en caso de Wooten); el otro componente es la audiencia, que es bastante general en internet pero aquí se puede sostener que se configura en relación a aquéllos interesados en la enseñanza y el aprendizaje musical, a los pedagogos (interesados en los modelos de aprendizaje) y también en aquellos interesados en la música como escuchas (y que tendrían un especial interés por la capacidad expresiva de ésta).
     Para realizar el proyecto TED decidió realizar una conferencia de Wooten que fue grabada en un auditorio real, frente a un público, y donde el músico explica ampliamente su filosofía. Este video es un Ted Talk de 18 minutos, como acostumbran hacerlo, y donde el expositor tiene que brillar como orador. Las decisiones retóricas de ese primer video no las trataremos aquí pero son las comunes a la plataforma: la introducción de TED, los aplausos, la filmación en el teatro, la edición sobre las tomas, los énfasis dados a ciertos momentos, el seguimiento a las virtudes del orador. Podemos decir que  este primer video está configurado para ganar la atención del público que está dispuesto a escuchar un argumento largo. Sin embargo dicho video constituye sólo un antecedente del que aquí analizamos. El Ted Talk de Wooten puede verse aquí:


     No obstante, esa solución retórica, apropiada para un público, excluye a otros: a aquellos que necesitan una visión más resumida de las cuestiones, y que requieren de que la enseñanza de los videos se den no sólo por la voz del orador sino también por la acción. Para ello Ted creó entonces otra categoría que se llama 'Live Action', cuyo primer caso fue precisamente el video que analizamos aquí.
      El tema es el mismo, pero aquí de lo que se trata es no sólo de escuchar al orador, sino de verlo en acción, en una locación específica, cambiando así las condiciones audiovisuales para construir la evidencia. Ello requiere de otra estructura que comentamos en el desarrollo de esta exposición.


Marco conceptual

La idea de Ted Talk y Ted Live Action parecen estar basadas en lo que un experto en Retórica, Richard Lanham, llama 'la economía de la atención', ahí donde señala que las sociedades distribuyen su atención de acuerdo a tiempos y condiciones específicas y que en nuestro presente ese factor, en el mundo digital, constituye un factor decisivo de competencia. Con el internet la comunicación tiene que ser más breve y contundente, debido a la mucha o demasiada información que está disponible en línea. Los usuarios sólo prestarán atención por algunos minutos a algunos contenidos, por lo cual es preciso que toda la experiencia retórica se vuelque a los nuevos formatos. Por otra parte, la retórica es una disciplina que ha versado sobre la necesidad de afrontar las controversias a partir de la construcción de la evidencia, como se señala por ejemplo en uno de sus géneros, el género epidíctico, que toca a la audiencia a través de la presentación explícita de las pruebas de un argumento.
     Por otra parte, la perspectiva retórica propone que el discurso prospera ante su audiencia a partir de la apelación al público a partir de comprender que es lo que lo mueve: por un lado, sus razonamientos lógicos (logos), con lo cual es preciso hacer aportaciones argumentativas que estén en sintonía con los presupuestos (acuerdos previos) que éste tiene sobre el tema. El género deliberativo, por ejemplo, plantea las cuestiones a través de la valoración de la plausibilidad de los argumentos; en ese género el orador plantea los razonamientos a la audiencia en términos de utilidad. Otra es la apelación al ethos, que remite a la confianza que el discurso tiene que dar a a su audiencia a partir de establecer el carácter y credibilidad del orador. Un orador es consistente, en la teoría retórica, cuando es fiable, sincero y amable, y cuando su presencia transmite su pertenencia al ámbito sobre el cual discurre, ya que presenta así su autoridad para hacerlo. Y también la cuestión de la persuasión (o bien, de forma más precisa, la identificación, según vimos en la entrada anterior) implica la apelación al orden afectivo de la realización del discurso (pathos), pues éste puede infundir ira, calma, odio, amistad, miedo o confianza, según sea propicio al propósito discursivo (que por supuesto toma un talante específico según sean sus fines).
     La retórica por otra parte versa también sobre las cualidades elocutivas que mejor encauzan las decisiones que hemos tomado en la parte anterior (género, necesidades apelativas, situación comunicativa y propósito): en este siguiente nivel existen dos partes que son constitutivas de la forma del discurso: la disposición, que supone la organización de una estructura en la que se ordenan los argumentos, y la elocución, que habla sobre los tropos o figuras del pensamiento y el lenguaje. Respecto a la primera, la disposición retórica tiene una estructura clásica que habla de la manera natural en que los sujetos experimentamos nuestro acercamiento a un tema, esto es, a través de la exordio o apertura, después la narratio (que comienza el desarrollo del argumento exponiendo los hechos sobre los que se versa) la deliberatio (donde se ponderan los varios juicios posibles) la peroratio (donde se ponen en balance los argumentos para exhortar a la audiencia a arribar a la conclusión más plausible) y el epílogo, que tiene como fin anunciar y cerrar el discurso y hacerlo sentir como una "llegada a puerto" (en este sentido el arribo al final produce la sensación emotiva de que la misión argumentativa se ha cumplido). Es curioso que esta estructura tenga un símil con la Poética, ahí donde ésta habla de las narraciones se estructuran mediante un Arco Narrativo (una historia se constituye de inicio, conflicto, desarrollo, clímax y desenlace), esto quiere decir que la argumentación y la narración se estructuran de acuerdo a las pautas con las que las audiencias mejor organizan su recepción, que son tanto racionales como emotivas. 
     Por otra parte está la elocución, que no es menos importante y en ella se habla de los tropos de pensamiento (la metáfora, la sinécdoque, la ironía, la metonimia, la hipérbole, etc.). Además de que estos dispositivos dan cualidades plásticas a las cualidades estilísticas del discurso, hacen más clara la comprensión de los fenómenos, pues los tropos desempeñan también un papel cognitivo, ya que en la retórica la selección de los términos, el sonido o la sustancia de las palabras, permiten moldear los marcos semánticos en los cuales hacemos contener los fenómenos, algo de lo que la audiencia obtiene desde luego un aprendizaje. Para la retórica clásica, los tropos están relacionados con el pensamiento pues permiten generar operaciones precisas, que constituyen lo que se llama Categorías de Cambio (son Adición, Sustracción, Transposición o Sustitución). Por ejemplo, como en nuestro caso, cuando tomamos un espacio físico en la pantalla como representante de un gremio, digamos como una sinécdoque, estamos haciendo una transposición de la parte al todo, haciendo posible que ello opere en nuestra estructura cognitiva. 
     Tales elementos, unidos a la situación retórica que establecimos antes, son lo que permite estructurar un guión, que es una planeación retórica de los procedimientos que utilizaremos para la última parte, que es la realización. Veamos.


Planeación y ejecución del video "La Música es un Lenguaje", de Victor Wooten

Lo primero que debemos observar en esta parte es que la exigencia de la plataforma y de la nueva categoría implica no sólo tener un orador sino también construir el argumento mediante la acción, haciendo que de un sólo impulso (que no dura más que cinco minutos) la filosofía musical de Wooten logre ser expresada en toda su plenitud. Para ello contamos con tres pistas (toda vez que la producción audiovisual nos permite seguir estas tres pistas al mismo tiempo) que son a) la música y el sonido, b) la voz humana y las palabras y c) la secuencia visual que los presenta (fotografía, tomas, secuencias, movimientos de cámara, puesta en escena -objetos, contextos, personas o acciones que se presentan, así como su montaje).
     En el caso particular de Wooten lo mejor es desde luego verlo tocar. Establecer un tema e improvisar sobre él sin interrupción parece ser la mejor opción, pues así puede apreciarse cómo es capaz de desarrollar una pieza de un sólo impulso sin equivocarse en una sola nota (algo que además es lo que provee su propio método musical). Resaltar esa cualidad parece indispensable. Por ejemplo existen otros videos de Wooten tocando donde se puede apreciar su capacidad de desarrollar cualquier tema; en el siguiente video de Wooten ello se puede apreciar en su interpretación de una pieza clásica de Stevie Wonder "Isn't she lovely", sobre la cual es capaz de encontrar estructuras que nos permiten profundizar en las armonías que esa pieza despierta con absoluta naturalidad y donde él va creando sus propias pistas en el pedal:


     Bien, como dijimos, disponer esa capacidad de improvisar sobre un tema sin interrupción es una condición deseable, que respalda además la teoría de la enseñanza de Wooten (y es la base de la evidencia que es necesario mostrar). Pero ello trae consecuencias para las otras dos pistas, la de la imagen y la de la voz. Podría grabarse a Víctor en continuo y hacer tomas con varias cámaras y luego editar, de modo que se tuvieran varias perspectivas del asunto (como sucede con 'Isn't she Lovely') pero en este caso, donde se intenta dar cuenta cinematográficamente del asunto, la decisión elocutiva más propicia es hacer un equivalente a la pieza con la cámara y entonces se opta por filmarlo sin corte y más bien hacer un plano-secuencia, de modo que el reto de la pieza sea análogo al del esfuerzo cinematográfico. Para ello Ted recurrió a un profesional de la filmación, Anthony Jannely, quien además de cineasta se ha involucrado con fotografía y con música. Él resolvió que para suplir los cambios de perspectiva que da la edición, el plano-secuencia además de su continuidad, se moviera desde una escalera y luego girara al rededor del músico, deteniéndose también cuando él termina de tocar, de este modo tendríamos varias perspectivas en un movimiento dinámico que haría entroncar  los finales de las tres pistas en un mismo punto al finalizar. Esta equivalencia cinematográfica y musical permite entender el plano-secuencia como una metáfora visual del propio discurso de Victor Wooten. A su vez, ello implicaba establecer la locación. Observemos que el argumento de Wooten podría generar una controversia con los centros musicales, sin embargo Victor no se opone a ellos, más bien señala que esa misma formación se puede obtener de forma autodidacta sin desconocer la otra forma de enseñanza, de la que sólo señala que es eficaz pero toma mucho tiempo. Como un acuerdo de la audiencia (de los que tocan música) es que los conservatorios son la sede máxima de la enseñanza musical, este video lo que buscó fue grabar a Wooten a un escenario similar al de las academias: un lugar donde hay muchos instrumentos musicales (contrabajos sobre todo) para no exponerlo fuera sino dentro de ese mundo. Esa es una decisión clave para respetar a la audiencia y lograr así la identificación.   





     Para ello la locación escogida fue el taller de David Gage, en Manhattan, que se dedica a la reparación de instrumentos musicales. No sólo tiene ahí muchos instrumentos de los que se usan en la academia, sino que además cuenta con el suficiente espacio para hacer un plano-secuencia adecuado. Estaremos en un taller, pero en el video se dará la impresión de que estamos en una escuela de música. Los contrabajos se verán como el escenario en el que Wooten se siente a sus anchas. Comoquiera que sea visto, esta decisión acierta en relación a los acuerdos previos del auditorio así como permite una apelación al pathos por sus cualidades plásticas. Tal elección retórica representaba no obstante grandes esfuerzos técnicos, pues el equipo llegó dos horas antes, y cuando vieron la nave se dieron cuenta que tenía una parte muy iluminada por una ventana y otra completamente en penumbra por la sombra, lo que hizo que descubrieran un tapanco en el techo donde podían esconder las luces de compensación, ya que el plano-secuencia tiene que establecer condiciones de luz iguales durante todo el giro dentro de la nave. Además había que resolver cómo cargar una cámara muy pesada -45 kilos!- y subirla por la escalera mientras se filmaba. Ello era importante para Jannely pues esa subida de escalera es también una metáfora de cómo entramos a un tema, desde la obscuridad y ascendiendo, en la parte de la exordio, hasta que el tema y su discernimiento nos iluminan.




    Bien, las otras partes del discurso van consolidando el carácter de esas desiciones. Victor Wooten explicaría, en un breve texto que leería (en voz en off), su filosofía en un tiempo no mayor a cinco minutos, el mismo tiempo que dura la pieza. Para ello se resumieron los puntos principales de su visión, pero fueron dispuestos a modo de sincronizarlos tanto argumentativa como emotivamente: como la pieza musical, y como la argumentación retórica clásica, el discurso que él dice está compuesto por una exordio (donde introduce el tópico del que tratará), una narratio (donde dice cómo se entiende el lenguaje y cómo no se asocia eso con la enseñanza de la música en las escuelas) una argumentatio (donde señala cómo se puede aprender música en menos tiempo) una peroratio (donde muestra los beneficios de aprender a tocar así) y un epílogo, que repite el tema que con el que empezó, pero ahora comprendido por la explicación y cerrando así la exposición de una forma elegante y contundente. Como orador, Wooten es también extraordinariamente preciso y su argumentación va haciendo posible esa transposición que hace posible pensar un lenguaje en términos de otro. En este sentido toca y habla muy académicamente, ya que tiene esta disposición asumida cuando hace música y también cuando habla, es decir, los matices e intenciones de voz son profundizados también cuando pronuncia las palabras, y todo ello está organizado de acuerdo a todas las frecuencias del Arco Narrativo o de la dispositio retórica clásica. Incluso podríamos decir que el video sería una buena ilustración de cómo opera dicha disciplina, tanto musical como verbalmente. En este caso la retórica del orador y la de la música confluyen, pues de hecho tienen estructuras similares (ambos son lenguajes). El argumento de Wooten, por lo demás, no desconoce la importancia de las escuelas, simplemente intenta persuadirnos de tomar una óptica más adecuada a lo que queremos hacer (la música proviene del músico, no del instrumento). Quienes han visto el video, sobre todo en Estados Unidos, han advertido lo anterior pues aquí se ejecuta de una forma muy sólida eso mismo que se intenta aprender en las escuelas, así como también hay otros que señalan que esta lección no sólo sirve para aprender música, sino para aprender cualquier cosa, pues sitúa al ser humano en el centro de la cuestión (y el aprendizaje es una disposición natural en el hombre).
     Bueno, el último punto que tenemos que considerar es desde luego la música elegida. También siguiendo los acuerdos previos de la audiencia -sobre todo la norteamericana- lo que había que hacer era escoger una canción reconocida y respetada por todos. En este caso el director, Wooten y Ted acordaron que la mejor opción sería elegir "Amazing Grace" que es un himno cristiano de las iglesias norteamericanas (muy relacionadas también con la música) y que cumple con esas condiciones, pues es casi un segundo himno en los EU. Para quien no es norteamericano y no conoce esa pieza, de todas formas la interpretación de Wooten le sonará como una pieza brillante dada su ejecución, e igualmente dejará clara la filosofía musical que se está exponiendo, pero para los locales esa referencia será central. La grabación de la música y la voz, a diferencia de la cámara, no dan mucho problema pues para el bajo todo es una grabación continua tomada del amplificador del bajo mientras que la voz es también una toma de voz en un lugar controlado aparte, y el cual se sincronizará con la imagen después.
     Así, lo que tenemos es un argumento compuesto mediante exordio, narratio, argumentatio, peroratio y epílogo puestos en escena con esa estructura tanto por la voz como por la música, mostrando la analogía en ambos. En el montaje de la voz sobre la imagen y la música, esas partes son claramente marcadas: primero hay una introducción que empieza en la oscuridad, luego entramos, comprendemos quién es el músico y la música establece el tema, pero cuando pasamos a la deliberación el bajo toma otro ritmo, y más tarde marca otra velocidad, cuando el argumento llega a su máximo, la música también es vertiginosa y apoya el argumento verbal, finalmente ambas se detienen, se pausan, y arriban a su conclusión, mostrando la pertinencia de la estructura. Teneos así un argumento y su evidencia al mismo tiempo, con lo cual el video culmina.
     Hay que decir que este video de TedEd (de 2006) tuvo un éxito formidable No sólo se diseminó ampliamente sino que los comentarios fueron y siguen siendo alentadores. La gente señala que es una de las mejores lecciones aprendidas, y algunos otros lo traducen a sus propios idiomas. Es igualmente útil para una clase de retórica (contiene todos los elementos) como para una de música o una de pedagogía. Un buen caso para las reflexiones que queremos hacer aquí. Veamos entonces el video, traducido aquí al español.


     Lo único que diremos al final es una cosa, quizá sobre la Actio retórica: ¿es caro hacer este video? No, todo parte de la buena planeación y de la capacidad del guión y de los ejecutantes técnicos. El equipo de filmación y grabación era rentado y en aquella jornada, luego de tener todo el material concluido, los participantes fueron a entregar el equipo, la producción hecha en un solo día, un sábado. Pudieron hacer sólo dos tomas, o dos veces la misma toma (cargar la cámara dos veces); en ambas Victor Wooten tocó a la perfección.

   

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